Reflexiones conmigo

domingo, 3 de abril de 2011

Ayer


En esta tarde fría y grisácea en torno al olor que regala el aroma de una humeante taza de café, miro al ventanal donde se dejan ver timidamente los primeros brotes primaverales de las glicineas en mi jardín, con cada sorbo que regalo al paladar de tan caprichoso nectar vienen a mí otras esencias que impregnan de recuerdos la memoria. Atrás quedaron ya cuarenta y cuatro primaveras, ahora, con la nostalgia posada en mis ojos, se esfuman los sueños que tantas noches me velaron. Mi Badajoz de antaño, como te anhelo.  Plazuelas y calles empedradas que un día recorrí, bañadas por la cálida luz de la mañana impregnadas de tonos ocres, oro y añil, compañeras de tantos paseos. Antiguos soportales vestidos con noble piedra deteriorados por los años a los que el tiempo también les robo su juventud, plateas improvisadas de incansables tertulias, testigos de tantas confidencias. Ya las palabras enmudecieron, el aire se hizo denso, los sueños allí quedaron dormidos, tan solo queda el silencio quieto y quebrado. Juventud, ese bien preciado, " divino tesoro " como dijo el poeta. Desnudad los prejuicios, abrigad la inocencia, mimad la vejez... Eso es lo que nos queda.

Jesús Amante.    Acerca de mí